Qué es y cómo tratar la dislexia en niños de Primaria

La dislexia en niños es uno de los trastornos específicos de aprendizaje más frecuentes al encontrarse en tasas que oscilan en torno al 5 y al 15% de prevalencia en niños en edad escolar. La detección y el tratamiento de la dislexia en niños son clave para una correcta adaptación que permita paliar en una gran medida las dificultades inherentes a este trastorno de la lectura y la escritura, como porque los elementos motivacionales, el estrés añadido y el fracaso escolar pueden derivar en cuadros de depresión y alteraciones de la conducta que podrían evitarse con medidas oportunas y adecuación de los entornos de aprendizaje.

¿Qué es la dislexia en niños?

La dislexia es el trastorno de origen neurobiológico que dificulta la correcta codificación y decodificación de la lengua escrita, es decir, que impide una lectura y escritura acordes a la edad y desarrollo madurativo del niño. Actualmente, desde el punto de vista científico, se ha demostrado que las causas de estas deficiencias en la lectoescritura tienen origen fonológico (correspondencia entre sonido y letra), de manera que el tejido cerebral no activa adecuadamente los mecanismos que permiten una eficaz comprensión y expresión escritas. Si bien existe un amplio grado de comorbilidad (aparición de otros trastornos a la par), como pueden ser la disgrafía, la discalculia o el TDAH, la dislexia en niños no guarda relación alguna con otros factores como la inteligencia o la madurez del niño, por lo que resulta muy complicado de detectar hasta la edad escolar, momento crítico en el que es preciso comenzar a tratar, pues la plasticidad del cerebro permitirá adquirir estrategias de aprendizaje que compensen de manera significativa sus efectos.

Al tratarse de un trastorno y no una enfermedad, la dislexia no tiene terapia que la erradique, por lo que la persona convivirá con ella también en la edad adulta. Su carácter genético, según el estudio realizado por A. Benitez-Burraco, Neurobiología y neurogenética de la dislexia constata que la mutación de algunos genes dan lugar a “determinadas alteraciones en el patrón normal de migración y de interconexión de ciertas poblaciones neuronales” que propician “cambios anatómicos y fisiológicos específicos en regiones cerebrales concretas que tienen como consecuencia un procesamiento anormal de los sonidos del habla pero que, sobre todo, dan lugar a una disfunción del componente fonológico de la memoria de trabajo verbal”. Estas particularidades dificultan, por tanto, el reconocimiento de las grafías y retrasan considerablemente el reconocimiento mecánico de las palabras en la lectura.

De esta manera, la etiología de la dislexia explica tanto la predominancia en el carácter hereditario como las particularidades intrínsecas de la propia afección en cada persona pues, en efecto, el desarrollo del trastorno es único en cada individuo, por lo que es imposible identificar dos casos de dislexia idénticos aún en circunstancias socioculturales semejantes.

El hecho de que el trastorno se presente en la correlación entre fonema (sonido) y grafema (palabra escrita) hace que las propias características de la lengua también sean relevantes. Si el cerebro humano está preparado inicialmente para adquirir el habla, la destreza escrita es una habilidad que no está “pre-programada”, de manera que la adquisición en edad temprana se lleva a cabo a partir de instrucciones más o menos formales, ya en edad escolar (S. Tamayo Lorenzo, La dislexia y las dificultades en la adquisición de la escritura, 2017). En esta adquisición cobra especial importancia la transparencia de la lengua, esto es, la correspondencia entre sonido y letra, que reduce los efectos de la dislexia en niños, si bien puede hacer que en lenguas como la nuestra, el español (que es, en este sentido, transparente), las dificultades lleguen a fosilizarse si no se tratan convenientemente.

En consecuencia, el itinerario educativo óptimo pasa por una adecuada detección temprana y una adaptación de los entornos de aprendizaje que permita encontrar estrategias óptimas para prevenir los efectos del propio trastorno como de los derivados de él. En este sentido, un modelo de enseñanza personalizadora como el que propone el Colegio Areteia da respuesta a las singulares manifestaciones de la dislexia en cada niño. La adaptación metodológica, así como la particular atención a cada estudiante en grupos muy reducidos garantizan una evolución constante según sus capacidades a la par que se fomenta el desarrollo de sus fortalezas como garantía del éxito académico y emocional.

Cómo tratar la dislexia en niños de Primaria

La dislexia en niños de Primaria se convierte en el momento crucial ya que encuentra su mayor número de problemas durante estos primeros años, por ser los de adquisición y asimilación de la lectura y la escritura (H. Alvarado et alii, Dislexia, detección, diagnóstico e intervención interdisciplinar). Las principales manifestaciones para reconocer la dislexia en niños de Primaria son cierta pobreza verbal, escaso dominio de palabras, dificultades en aprendizajes mecánicos, poca habilidad motriz y, en la lectura y la escritura, confusión u omisión de letras, alteraciones del grafismo y dificultad para un manejo básico de los signos de puntuación, entre otros.

Sin la intervención adecuada, estas carencias pueden acentuarse durante los siguientes años, de manera que la lectura seguirá siendo arrítmica y mecánica, manteniendo las trabas en la decodificación semántica (la comprensión del texto), mientras que se prolongarán las dificultades en la adquisición de la norma ortográfica. Sin embargo, junto a estos síntomas aparecen otros derivados de la baja autoestima y autoconcepto. Así, la Guía para entender la dislexia, elaborada por Madrid con la dislexia, destaca como característico de los niños y niñas con dislexia una dificultad para planificar y atender, baja motivación por el aprendizaje y labilidad en la información verbal de la memoria a largo plazo. Asimismo, esta percepción que de sí mismo tiene la dislexia en niños puede desembocar en un intento por pasar completamente desapercibido o, por el contrario, paliar las carencias académicas centrando el interés en sí mismos por medio de conductas disruptivas.

En cualquier caso, sin un entorno académico adaptado, el estrés por llevar a cabo las mismas tareas que otros estudiantes o la ansiedad por mejorar los resultados pueden derivar en cuadros de depresión, por lo que es preciso pautar adecuadamente el trabajo y hacer ver al niño o niña que, si bien requerirá un esfuerzo mayor inicialmente, puede alcanzar las mismas metas que sus compañeros. Sin embargo, será esfuerzo conjunto de padres y comunidad educativa el facilitar el acceso a las herramientas adecuadas y la motivación suficiente para lograr los aprendizajes. Para ello, desde casa, los padres y madres deben tomar conciencia del sobreesfuerzo que exige a sus hijos con dislexia y apoyarles emocionalmente para aportarles la seguridad que tanto necesitan.

Por su parte, desde la escuela es imprescindible que se adapte el entorno para facilitar aprendizajes significativos y la adquisición de estrategias. La literatura especializada habla de un enfoque multisensorial que permita la asimilación de contenidos desde todos los sentidos. Dado que la dislexia afecta, como ha quedado dicho, al procesamiento fonológico, es importante contar con las facilidades que aportan el material audiovisual o las nuevas tecnologías, pero también una correcta implementación de las técnicas de estudio, como puede ser la realización de esquemas o mapas mentales.

En el aula es necesario que se tengan en cuenta las condiciones particulares del alumno o alumna disléxico y facilitar una enseñanza personalizadora que garantice la estabilidad emocional del estudiante. Así, tanto la ubicación en las primeras filas para centrar su atención, como la exención de copiar de la pizarra proporcionándole el material por escrito, el aumento del tiempo establecido en la realización de ejercicios (o un menor número de los mismos), facilitar los exámenes por partes (para evitar que se perciba como algo inabarcable) o la evaluación conforme a los avances y esfuerzos son esenciales para el desarrollo del estudiante.

Desde la consideración de la persona como singular en el proceso de aprendizaje, el Colegio Areteia ofrece un modelo de enseñanza personalizadora que toma en consideración las características propias de cada niño o niña para propiciar un desarrollo formativo adecuado en función de sus posibilidades. El equipo que conforma su gabinete psicopedagógico evalúa las necesidades específicas de cada estudiante que se trabajan en el aula por un equipo especializado de profesores. El amplio contexto de aprendizajes tiene en cuenta las fortalezas de cada niño o niña, de manera que se trabaja en las dificultades a la par que se potencian las principales áreas de interés, por lo que se mantiene un alto grado de motivación. Tanto en las aulas con entornos multisensoriales, en las rutinas que tratan de favorecer la organización de los alumnos y en el uso del cuaderno de la asignatura como herramienta de evaluación que premia el esfuerzo, por solo poner algunos ejemplos, encontrará el niño o niña con dislexia un colegio en el que disfrutar aprendiendo.

17 / 03 / 22