Cómo educamos frente al sedentarismo en Colegio Areteia

El ritmo de vida de nuestra sociedad actual ha variado en un tiempo relativamente corto nuestros hábitos hacia un estilo que, si bien parece más frenético que el de las generaciones precedentes, ha disminuido la actividad física hasta un umbral de riesgo para la salud. El aumento de la oferta de ocio disfrutable desde casa (series, películas, videojuegos) o las nuevas formas de relacionarnos socialmente desde el ordenador o teléfonos móviles ha hecho decrecer la natural necesidad de desplazarnos para poder ocupar el tiempo libre. Además, en los propios trabajos, como tradicionalmente también ha sucedido en la escuela, han ido cobrando valor los puestos cuyo desempeño se realiza ante un ordenador o en una oficina con un espacio (y necesidad) de movimiento mucho menor. Incluso los propios desplazamientos al colegio o al trabajo son cada vez más dependientes de un vehículo que permita, por ese ritmo de vida más frenético que mencionábamos, reducir el tiempo de traslado.

En este sentido, por tanto, como sociedad hemos aumentado la cantidad de tiempo de inactividad física. Pese a que cada vez hay más conciencia de la necesidad de interrumpir los periodos de sedentarismo, tal como reflejan los últimos estudios del Instituto Nacional de Estadística en base a la Encuesta Nacional de Salud (en la que se mejora en tres puntos solo en el intervalo de 2011 a 2017), la crisis sanitaria surgida a nivel mundial ha provocado un cambio generalizado en las rutinas, bien por el confinamiento que suscitó, por el cierre temporal o parcial de establecimientos deportivos y de ocio, por el aumento del teletrabajo (y, con él, una modificación en la forma de estar en casa con nuestros hijos) o por la consolidación de las alternativas de ocio que se pueden realizar desde casa.

Sedentarismo y salud

Cuando hablamos de sedentarismo, muy especialmente si tratamos de niños y adolescentes, nos referimos a todas aquellas actividades que conlleven un escaso gasto de energía. G. N. Healy y N. Owen, en su artículo “Conducta sedentaria y biomarcadores del riesgo cardiometabólico en adolescentes: un problema científico y de salud pública emergente” para la Revista Española de Cardiología (nº 63) concluyen que son conductas sedentarias todas aquellas que impliquen estar sentado o recostado, por lo que tanto el tiempo de escuela como ver la televisión o jugar a videojuegos suponen periodos de tiempo en los que el gasto energético es, como mínimo, la mitad que caminando. Además, el mismo estudio, apoyado en otro realizado por un grupo de investigadores encabezado por D. Martínez-Gómez, advierte de que los factores de riesgo cardiovasculares generados por esta inactividad tienen una muy alta probabilidad de permanecer en la edad adulta, por lo que es preciso que, tanto desde las familias como desde los colegios, se eduque desde la edad más temprana en una vida activa y saludable.

Ante este reto, un modelo de escuela personalizadora como el que propone el Colegio Areteia integra actividades físicas atendiendo a las posibilidades e intereses de cada estudiante, con diferentes jornadas dedicadas al deporte y al senderismo en las que se dan a conocer múltiples disciplinas junto a charlas de nutrición que tratan de iniciar a nuestros jóvenes en los hábitos saludables. Esta filosofía se extiende también a un servicio escolar tan esencial, como el de comedor, que busca en continua mejora tanto el correcto equilibrio entre alimentos como educar en la variedad de sabores para consolidar una dieta sana como base del crecimiento personal.

Juego y desarrollo personal

Sin embargo, no es la promoción del deporte la única labor que realiza la escuela en el combate contra el sedentarismo. Con la minoración del tiempo empleado en salir a jugar en los tiempos de ocio (debido, en parte también, al cambio en la configuración urbana de nuestra sociedad), los tiempos de recreo o las actividades extraescolares (como, por la tarde, los parques o los paseos con los amigos) suponen un punto de encuentro entre iguales que permite, desde el juego, una mejora de las habilidades de relación, un enriquecimiento cognitivo, desarrollo de sensibilidad y, en fin, de maduración. Es un hecho que en edades tempranas el aprendizaje entre iguales en contextos de relación y juegos participativos es mayor que, incluso, en una sesión de clase, por lo que favorecer estas situaciones también en el aula es un punto de ruptura contra la inactividad y una ocasión de aprender.

En este sentido, el proyecto de Talleres Excellent que desarrolla el Colegio Areteia es una valiosa herramienta que lleva años tratando de crear alternativas de ocio sano y saludable en los estudiantes con la intención de que estos la puedan exportar a su rutina diaria. Con un enfoque basado en la estimulación de las fortalezas de cada alumno o alumna, cada taller entrena una o más de las inteligencias múltiples desde una perspectiva lúdica y sobre la base de disfrutar aprendiendo activamente. Así, por ejemplo, el taller de fotografía no solo fomenta el arte, sino que incentiva a apreciar el valor de la imagen y, por tanto, motiva a caminar en busca de esa instantánea; el taller de cine histórico, por su parte, alimentará el espíritu crítico con la curiosidad por transitar por los lugares vistos y viajar; los diferentes talleres deportivos o los de juegos cultivan las relaciones entre iguales, la afición por el deporte y el espíritu cooperativo.

En conclusión, nuestros hábitos de vida nos empujan a un estilo de vida que, por más estresante o frenético que sea, es más sedentario. El riesgo que esto conlleva para la salud se extiende desde las edades tempranas, cuyo factor de riesgo cardiovascular aumenta notoriamente, hasta la edad adulta, en la que se puede agravar. Asimismo, dicho riesgo se ve notablemente potenciado por la mayor presencia de la obesidad infantil, debida al propio sedentarismo y conducente a él en una rueda nociva a la que es necesario poner freno. Por ello, aunque toda la sociedad debe trabajar para combatir el sedentarismo, la escuela se convierte en el primer impulso, no solo educando, sino también creando los espacios necesarios, para generar hábitos de vida saludables.

21 / 10 / 21