La curiosidad, el verdadero motor del desarrollo personal

Las personas curiosas se cuestionan el porqué de las cosas, su funcionamiento y dejan de lados los argumentos banales como es «siempre se ha hecho así». Eso permite innovar, mejorar los procesos, plantear nuevas propuestas, buscar nuevas soluciones. Por eso, la curiosidad también debe ser el combustible que mueve a todas las personas que se dedican a educar: padres y profesores.

Por su lado, la curiosidad es innata en los niños y es el motor de encendido para el proceso de aprendizaje. Desde pequeños interactúan con el entorno y cuando ya aprenden a hablar no paran de hacer preguntas. Todo esto es curiosidad en acción, poniendo a prueba el mundo que les rodea.

 

¿Cómo se incentiva la curiosidad de los niños desde el colegio?

En palabras de Luis García Carretero, director del colegio Areteia: “El niño es curioso por naturaleza. Los niños manifiestan curiosidad hacia unos temas, no por otros. El currículum propone temas de trabajo que pueden no resultar interesantes para el alumno: el docente debe ser capaz de crear “centros de interés” cercanos a los contextos experienciales del alumno para motivar e ilusionar y hacer de esta manera verdaderamente significativo el aprendizaje. Por otro lado, es claro que la curiosidad se despierta desde los primeros años de vida creando entornos estimulantes, desarrollando hábito lector, capacidad de observación, fomentando la realización de preguntas sobre el mundo que nos rodea”.

 

«La curiosidad es la llave que abre las ventanas de la atención, y con ella el aprendizaje y la memoria, y con lo aprendido y su clasificación, la adquisición de nuevos conocimientos.» Francisco Mora

 

¿Por qué es importante mantener la curiosidad para aprender?

La curiosidad  es la base del desarrollo del talento. Esto ocurre porque primero encontramos algo que llama nuestra atención y nos interesamos por ello. Después la curiosidad nos lleva a buscar más información sobre ese tema, y finalmente profundizamos en ese campo desarrollando una serie de habilidades concretas.

Pongamos un caso práctico. Nos llama la atención ver a alguien patinando. Posteriormente buscamos información sobre qué equipaje necesito para patinar, qué patines son los que mejor o cuáles son los mejores lugares para empezar. Finalmente, por pura curiosidad nos enfundaríamos unos patines hasta desarrollar las habilidades necesarias para desenvolvernos en este deporte.

 

Cómo fomentar la curiosidad en los niños

¿Qué podemos hacer los profesores y padres para incentivar (y sobre todo, para no adormilar) esa curiosidad? La respuesta es clara: podemos aprovechar los conocimientos de las neurociencias dentro del aula para favorecer el aprendizaje en nuestros estudiantes.

“No podemos tener hijos o alumnos lectores si los padres o profesores no lo son: se dice que el ejemplo arrastra”, explica así de contundente Luis García Carretero, director del colegio Areteia. Sin embargo, “hay otro elemento fundamental que es ofrecer lecturas ajustadas a la competencia lectora del niño y simultáneamente a sus intereses y a su nivel madurativo: por ejemplo, el niño disléxico puede tener una competencia lectora de un niño de siete años, pero un nivel madurativo de doce años. Proponer lecturas que equilibren ambos extremos es la clave. En el mercado hay materiales muy diversos y el conocerlos es una obligación de los educadores”.

El español César Bona, experto en innovación pedagógica y quien fue nominado hace al «Nobel de los maestros», defiende que no hay un único método en la educación, más allá de escuchar -una palabra que repite constantemente- a los niños y «recordar su esencia». «Esa curiosidad que está implícita en ellos, esa creatividad, esa ilusión», enumeró con emoción, «no deben morir en la escuela, deben ser incluso aumentadas». De hecho, al igual que piensa el director del colegio, César Bona es tajante y piensa que “los niños son la proyección de los padres y de una sociedad inmersa en una vorágine diaria de la que no están exentos”.

 

5 consejos para fomentar el motor del aprendizaje

Judy Willis, neuróloga y educadora, sugiere que en clase podemos activar el estado de curiosidad en nuestros estudiantes con elementos novedosos e inesperados. Pongamos ejemplos prácticos que sugiere, y que fomentamos en Areteia, una pieza distinta de ropa, un accesorio, objetos inesperados, colores distintos, variaciones en el tono de voz, un video o fotografía curiosa, pistas, piezas de rompecabezas, variaciones en el movimiento, cualquier cosa que pueda crear esa intención de predecir lo que va a suceder. Ella indica que se observa activación en el cerebro cuando intentamos predecir algo, y es ante la posibilidad de predecir donde se observa el estado de curiosidad en su pico.

Planteamos cinco consejos sencillos de realizar para fomentar la curiosidad de nuestros alumnos e hijos.

  1. Debemos favorecer su exposición a diferentes experiencias. En el proceso de aprendizaje la repetición es esencial para consolidar algunos conocimientos y habilidades, así como para generar hábitos; no obstante debemos tratar de proporcionarles cuantas más vivencias mejor tanto a nivel motor como cognitivo.
  2. Les presentaremos determinadas actividades de forma enigmática y misteriosa, haciéndole ver que es algo que se sale de lo cotidiano, como podría ser la visita a un museo o a algún entorno natural.
  3. Favorecer que nos hagan preguntas, dándoles a entender que no hay preguntas estúpidas. Les otorgaremos respuestas sinceras, con información adecuada para su edad.
  4. Ayudarles a desarrollar su imaginación a través de cuentos, juegos y dramatizaciones para que puedan explorar y construir mundos imaginarios.
  5. Proporcionarles la oportunidad de realizar manipulaciones y experimentos sencillos como podrían ser recetas de cocina, adaptadas a la edad del niño

 

¿Qué pasa con los niños con TDAH?

Albert Einstein dijo de sí mismo: “No tengo talentos especiales, pero sí soy profundamente curioso”. Y es ese afán de saber, de probar, de conocer, el motor de las investigaciones en todos los campos, ya sean científicos, tecnológicos o incluso artísticos.

El colegio Areteia cuenta con un proyecto educativo que permite la atención de todos los alumnos, y especialmente, es un colegio especializado en niños con estas características. Lo primero que les ofrecemos es unos profesores que les entienden, es decir, que saben que en ellos es normal no mostrar la atención que se pide a los demás y que su comportamiento y pensamiento puede ser impulsivo. También sabemos que pueden progresar mucho, pero requieren un plan de apoyo que les ayude a tomar conciencia de sus errores y fortalezas (conocerse), de su implicación en su éxito (querer), suelen creer que otros son los responsables de sus problemas. Es preciso ayudarles a progresar en cumplir sus metas a corto plazo: organización, planificación, refuerzo… aspectos claves para proyectar su éxito y mejorar su autoestima. La intervención escolar temprana es fundamental para no se desarrolle esa mochila negativa (falta de autoestima, desinterés, apatía…), que tanto dificulta el progreso cuando ya son adolescentes.  “Un alumno TDAH necesita de entornos amigables, serenos, silenciosos y hábitos estructurados: un niño con bien nivel atencional será capaz de leer con la televisión puesta. SI existe déficit atencional, tenemos que crear un ambiente en el que la lectura sea el único foco de interés”, según manifiesta el director.

Educar para el asombro, además de un gran libro de Catherine L’Ecuyer publicado en ocho idiomas y en 60 países, es lograr en el estudiante ese afán de saber que lo marca a lo largo de sus vidas en su aprendizaje continuo. La curiosidad es así una poderosa forma de despertar nuestra atención y nuestro interés sobre un contenido determinado, nos empuja a informarnos y a querer conocer mejor. Por ese motivo, mantenerla viva es una excelente forma de mantenernos vivos, es decir despiertos e interesados por el fascinante mundo en el que vivimos.

30 / 04 / 21