¿Cómo trabajar desde casa con adolescentes?

La adolescencia es el periodo de tiempo comprendido entre la infancia y la juventud de la persona. Para poder comprender el importante momento de transición hacia la edad adulta que esta supone en nuestros hijos e hijas, debe ser considerada desde un punto de vista global que afecta a la totalidad del individuo. En efecto, a los factores externos más fácilmente perceptibles, como los fisiológicos, hemos de sumarle modificaciones en la estructura de pensamiento, carácter, comportamiento e imagen que van conformando la propia identidad, siempre mediatizada por elementos biológicos y culturales.

Rompiendo estereotipos de la adolescencia

Términos como “edad del pavo” o alusiones a una supuesta etapa de conflicto no son sino el epítome de una imagen arraigada en nuestra sociedad sobre la adolescencia que, realmente, está cargada de estereotipos. En el estudio “Actualidad de los estereotipos sobre la adolescencia” (E. Alonso et alii, 1998) se revisan diversas valoraciones del tipo “la adolescencia es una etapa de la vida llena de problemas”, “los adolescentes son difíciles de entender” o “a los adolescentes solo les interesa divertirse” y se llega a la conclusión de que, efectivamente, esta percepción sigue vigente entre nosotros en la actualidad.

Sin embargo, en términos generales, esta visión no se ajusta al día a día de nuestros adolescentes, que dibuja una etapa de la vida cargada de descubrimientos, feliz en su mayor parte y con una valoración del entorno familiar y escolar principalmente positiva. Si esto es así, nuestra percepción general de la etapa se deriva de aquellas manifestaciones más extremas pero que, de alguna manera, se nos muestran puntualmente en la mayoría de los jóvenes y que interpretamos habitualmente como propias del conflicto intergeneracional.

Cómo podemos ayudar a nuestro hijo o hija adolescente

Por ello, para poder ayudar al adolescente a desarrollarse en un entorno de crecimiento personal es imprescindible entender esta etapa de la vida como un proceso que afecta a la totalidad del individuo, tanto desde un punto de vista físico como de configuración de la personalidad. En este contexto, los roles de la familia y de la escuela se convertirán en esenciales para dicha construcción, de manera que el apoyo de padres y madres, en complicidad con la comunidad educativa, generando espacios de aprendizaje estimulantes, supondrán un importante punto de apoyo en un momento en el que los jóvenes centran su proyección social en el círculo de amigos.

Entender al adolescente en casa

Al llegar la adolescencia, una percepción general de los padres y madres es, en mayor o menor medida, el desapego del joven. Una de las principales causas, derivadas de la maduración biológica, es la transformación del pensamiento concreto al pensamiento abstracto, que propicia una mayor capacidad crítica y, por tanto, todo comienza a ponerse en tela de juicio. Todas las decisiones familiares, por tanto, se comparan desde este momento (ya en la adolescencia temprana) con las tomadas por la perspectiva que le ofrecen sus iguales de las experiencias propias. Es el momento, pues, en que nuestros jóvenes comienzan a percibir la realidad no tan solo como se presenta, sino también como, a su juicio, debería ser.

En consecuencia, un primer esfuerzo importante en la relación entre padres, madres e hijos es el de establecer momentos de diálogo y reunión permanentes que permitan al adolescente formar parte de la construcción del día a día. Hacerle sentir importante en las decisiones de familia y, sobre todo, que se sienta involucrado en las mismas facilitará también la aceptación de aquellas normas o decisiones que, en un principio, no sean tan de su agrado. En su estado de la cuestión sobre “Relaciones con padres e iguales en la adolescencia”, A. Oliva et alii subrayan que el marcado individualismo de la cultura anglosajona precipita el choque intergeneracional en las familias; por el contrario, “la sociedad española es menos individualista, y la autonomía del joven con respecto a su familia no es un valor tan prioritario como el mantenimiento de relaciones estrechas con los padres y de la cohesión familiar, que es un valor cultural fuertemente arraigado”.

Sin embargo, cada vez más, la cultura anglosajona impone sus modelos sobre todas las demás en un mundo, por lo demás, globalizado. En consecuencia, el valor de la negociación cobra mayor importancia por cuanto supone mantener unas relaciones para las que estamos tradicionalmente preparados. En este contexto, además, cobra valor el incremento de la necesidad de permanecer tiempo entre iguales. Las relaciones con compañeros y amigos fortalecen la propia imagen personal y ayudan a crear la identidad hasta el punto de que, en el citado estudio, se señala que el rendimiento y ajuste escolar está íntimamente relacionado con el apoyo parental en tanto que la autoestima y otros aspectos de la personalidad se relacionan con las amistades.

La importancia de los estímulos adecuados en la adolescencia

Por ello, es importante señalar que las relaciones entre iguales, que en su mayor parte se producen en el entorno escolar, están muy vinculadas a la propia imagen que de sí tiene el estudiante. Así, un niño que presente dificultades en el aprendizaje puede suplir sus carencias académicas con comportamientos disruptivos en la escuela o conductas de riesgo entre amigos durante su tiempo libre para suplir esa incapacidad de igualar a sus amigos. Escoger un itinerario académico ajustado a sus posibilidades servirá de estímulo para sentirse en permanente progresión y hacerse consciente de sus propias características que, por lo demás, no impiden un aprendizaje constante y necesario en su preparación para la vida adulta.

Desde esta premisa, el Colegio Areteia ofrece diversos itinerarios académicos con un modelo de enseñanza personalizadora que ajusta sus programas a las necesidades e intereses de los alumnos, centrada en el desarrollo pleno del individuo en función de sus posibilidades.

Uno de los factores más determinantes en la relación entre padres, madres e hijos es el rol mostrado por los progenitores. M. Montañés et alii, en su estudio “Influencia del contexto familiar en las conductas adolescentes” señalan cómo las familias con padres más tolerantes y flexibles presentan una menor conflictividad que aquellas en las que asumen un rol autoritario y controlador o aquellas que presentan una mayor pasividad. Así, esta tolerancia y flexibilidad se muestra en la capacidad de acompañar (que no imponer o dejar a su libre curso) en el crecimiento, con una práctica que se mueve entre el “afecto y el control”. Así, “los adolescentes que gozan en su familia de un clima afectivo tienden a mostrar un mejor ajuste y desarrollo psicosocial, más autoestima, y mayor competencia conductual y académica”. Por ello, estar informados de dónde y con quién van cuando quedan con amigos, por ejemplo, en una dinámica afectiva positiva, permite bascular entre la tutela y la necesaria relación entre iguales.

Características de la adolescencia media, entre los 15 y los 17 años

Durante la adolescencia media, el joven de entre 15 y 17 años desea, cada vez más, pasar más tiempo con sus amistades en una tendencia para la que estamos preparados por naturaleza. Nuestro hijo o hija precisará de experiencias estimulantes que le permitan descubrir el mundo y descubrirse a sí mismo en una búsqueda constante del placer y el éxito. El interés afectivo deriva de esta necesidad, pero también puede impulsar a conductas de riesgo, consumo de sustancias y otros peligros si no somos capaces de cultivar momentos en los que la familia también esté presente. Diseñar, a ser posible con el propio niño o niña, actividades y excursiones permitirá mantener el hilo familiar mientras cubre esta necesidad. Es importante, además, que el niño perciba dicho entorno como facilitador también de esas experiencias si no queremos que sienta como única fuente de las mismas su grupo de amigos.

Sin embargo, en el caso de jóvenes con dificultades de relación, es posible que debamos también intervenir en su proceso de socialización. La búsqueda de actividades extraescolares ajustadas a sus intereses permitirá al estudiante encontrar un momento de aprendizaje de su interés, en el que podrá relacionarse con iguales con afinidades comunes.

El Colegio Areteia ofrece en su programa una amplia variedad de actividades deportivas y extraescolares que permiten al estudiante encontrar espacios de interacción entre iguales que eliminen las dificultades de comunicación. Los programas y sesiones deportivas organizadas, los proyectos desarrollados grupalmente en el aula o actividades extraescolares (como ajedrez, baile, patinaje o deportes de equipo) establecen, durante la jornada lectiva, puntos de encuentro entre los jóvenes que derriban las barreras de relación en disciplinas pautadas por especialistas. En este mismo sentido, los talleres Excellence ofrecidos en su programa educativo, que abren al estudiante el mundo del aprendizaje lúdico con sesiones dedicadas al cine, la fotografía o la terapia musical, aportan nuevos intereses a los estudiantes y, sobre todo, muchas razones para aprender divirtiéndose entre iguales.

05 / 08 / 22